Nuestra Historia
Nuestro colegio tiene una historia muy bella que ha sido recopilada gracias a diferentes testimonios. Nace hacia 1950 cuando aún suenan los ecos de la canonización de la “Santa del Silencio”, Catalina Labouré, de quien lleva su nombre.
Preocupadas e inquietas, las Hijas de la Caridad, que buscan aliviar y ofrecer educación a los pobres, reciben un terreno en donación. Sor Matilde de Ossandón Caballeros, regala esta propiedad por testamento del 14 de octubre de 1941. Un pequeño grupo de hermanas dan la inicial acogida a sus primeras niñas. Se abren las puertas de una escuela pública siguiendo los consejos de los fundadores: San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac; las hermanas día a día trazan con abnegación, en estos campos de Dios, surcos de luz y senderos de amor. Con este espíritu de servicio, en el tiempo, la escuela modifica su funcionamiento. Comienza siendo un internado para acoger estudiantes que vienen de sectores apartados y medio pupilaje para quienes no podían almorzar en sus casas.
En el año 1965 se transforma en una Escuela Técnica Femenina Santa Catalina Labouré, impartiendo Modas, Bordado, Repostería y Peluquería.
En 1970 las hermanas gestionan la enseñanza media, de tal manera que en 1972 es el Liceo Catalina Labouré. Muchas han sido las personas que entre sus muros han entregado día a día lo mejor de sí: hermanas, profesores, estudiantes, apoderados… las huellas de un auténtico trabajo evangelizador. Llega así diciembre de 1992 y las hermanas creen conveniente retirarse para poder reforzar su labor en otras de sus obras donde las requieren “otros pobres más pobres”. Confían el colegio al Arzobispado de Santiago y firman en marzo de 1993 un comodato, entonces queda bajo la dirección de la Corporación Educacional del Arzobispado de Santiago.

Después de ocho años la Compañía de las Hijas de la Caridad, deciden retomar el colegio. Es así como en el año 2001 las hermanas regresan, pero esta vez con una modalidad diferente; la Dirección y la Administración del establecimiento estará en manos de un “equipo directivo” conformado por Hijas de la Caridad y profesionales laicos; las que en conjunto aceptan el desafío de “re-encantar”, es decir retomar el carisma vicentino.
A mediados del año 2004, asumiendo el llamado a que nos invita el Ministerio de Educación y conscientes del impacto educativo que se produciría en nuestra comunidad, es que se presenta un proyecto para iniciar la jornada escolar completa (JEC). Esto trajo grandes transformaciones a nuestra comunidad educativa, en lo estructural como también en lo organizativo.
Comienza así la construcción de un edificio de tres pisos cuya finalidad es albergar nueve cursos y luego nuestro orgullo el comedor, que cruza de edificio a edificio y que se impone luminoso en medio del patio.
Son muchos los esfuerzos, pero también son muchas las personas que se han comprometido a trabajar unidas en este, nuestro proyecto compartido.
Esperamos que esta innovación también toque nuestro intelecto y nuestro corazón, para así poder dar respuesta a la misión de nuestro establecimiento.
En el año 2006, el colegio abre sus puertas a los primeros estudiantes varones que llegarán a enriquecer esta comunidad. Con un acto difícil de olvidar el Colegio Santa Catalina Labouré, recibió a los primeros niños que pasaron a formar parte del establecimiento, apoyando así a la familia y la formación de nuestros educandos.
En el año 2007, comienza a funcionar el establecimiento en JEC. El desafío es que nuestros estudiantes puedan, a través de diversos métodos y técnicas potenciar sus capacidades entre las cuales se espera que se desarrollen fuertemente: “la capacidad de aprender a pensar”, “la capacidad de aprender a aprender” y “la capacidad de aprender a hacer”. Además esperamos
que nuestros estudiantes profundicen las habilidades intelectuales de orden superior para adquirir las competencias necesarias y transformar la sociedad, haciéndola más caritativa y justa.
El equipo directivo centra su gestión en la vigencia del carisma vicentino, en el mejoramiento de la calidad de la educación del establecimiento, y en la entrega de los valores cristianos donde todo aprendizaje ocupa un lugar fundamental. En todas las iniciativas se entrega una sensibilización real y trascendente a los valores generales y específicos de la fe, para que en su vida personal puedan encontrarse con Cristo a través del testimonio de San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac, y de esta manera retroalimentar su vida espiritual en la vida cotidiana y en la acción social.
Nuestro colegio con más de 60 años de vida, pertenece a la red de colegios de la Compañía de las Hijas de la Caridad de Chile, REVIC, situado en la comuna de La Reina. En la actualidad cuenta con cerca de 1000 estudiantes, a los que se les propone una formación integral, cristiana y vicentina con una enseñanza de calidad y un estilo propio que les permita a sus egresados continuar estudios superiores para insertarse y transformar la sociedad haciendo vida nuestro lema “Amar, Servir y Ser Feliz” cuyo origen surgió fruto de las celebraciones de aniversario de los 200 años del nacimiento de Santa Catalina Labouré.
Cuenta con un grupo de profesionales formado por más de 80 personas donde, además de los educadores de distintas asignaturas, un equipo multidisciplinario apoya la labor docente y diferentes expertos en disciplinas que ofrecen una variedad de talleres extra programáticos para desarrollar las múltiples formas de expresión de sus estudiantes en las distintas áreas.
En la actualidad respondiendo a las necesidades de los estudiantes, asumimos los programas SEP y PIE que buscan entregar un servicio de calidad educativa a nuestras familias.
La historia no termina, se construye día a día, gracias al aporte, compromiso e identidad de todos los que formamos esta comunidad educativa.